Las Mujeres del Sepulcro

Las Mujeres del Sepulcro: Testigos de la Esperanza

En el amanecer del "primer día de la semana", cuando la oscuridad aún envolvía el mundo, un grupo de mujeres se acercó al sepulcro. No llevaban certezas, sino perfumes; no tenían fuerza para mover la piedra, pero sí un amor obstinado que las impulsaba a caminar. Ellas, las primeras testigos de la Resurrección, nos enseñan que la esperanza no siempre se presenta como una luz brillante, sino como pasos vacilantes en la noche.

Estas mujeres, a quienes podemos llamar hayil, "mujeres de recursos", nos invitan a buscar al Resucitado con audacia y sabiduría. Enfrentaron la realidad de la muerte, el fracaso y la decepción, pero no se dejaron paralizar por el miedo ni por la aparente imposibilidad de su misión. Su compasión ardiente y su amor inquebrantable las llevaron a ser las primeras en anunciar: "¡Hemos visto al Señor!".

Hoy, en un mundo que a menudo parece estar atrapado en el anochecer del viernes, estas mujeres nos llaman a ser testigos de esperanza. Nos invitan a acercarnos a los lugares de muerte, a las tumbas vacías de ilusiones y proyectos, y a buscar allí la presencia del Viviente. Nos recuerdan que, aunque la piedra sea demasiado grande para nuestras fuerzas, el Resucitado siempre sale al encuentro de quienes le buscan.

¡Caminemos "todavía a oscuras", con el corazón abierto al asombro y la memoria viva de las palabras que prometen vida! Como ellas, dejémonos sorprender por la presencia del Señor y llevemos su alegría a nuestras comunidades. Porque, como las mujeres del sepulcro, estamos llamados a ser portadores de esperanza, consuelo y una nueva relación de hermanos y de hijos.