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¿Cómo Nutrir Nuestro Corazón en la Fe?

Descubre cómo llenarnos de buenos frutos en nuestro día a día.

Llega el fin del día y la pregunta ante el evangelio que hoy compartimos en nuestras liturgias debe seguir resonando en nosotros. ¿Cómo llenar el almacén de nuestros corazones con el bien? ¿Cómo nutrirnos y cultivarnos, de tal manera que produzcamos el buen fruto para el que fuimos creados?


Aunque para el hombre de fe todo debería ser obvio si resonaran en nosotros aquellas palabras de Jesús: “Vé, vende lo que tienes, luego ven y sígueme”. Existen también otras respuestas que necesitamos repensar. No es de extrañar que en momentos particulares otras respuestas no sean tan evidentes y nos ayuden a complementar el mandato del Maestro: personas que comparten su fe pueden ser -y de hecho lo son- una gran ayuda para nutrir nuestros corazones. Aquellos con quienes oramos y por quienes oramos pueden animarnos. Conocidos y desconocidos a quienes podemos unirnos para servir a los menos afortunados pueden ayudarnos a producir el fruto de la compasión. Amigos que nos bendicen con su presencia y nos animan pueden sostenernos y cooperar en el duro trabajo de liberarnos del chisme, el resentimiento, la amargura, la tristeza, la ansiedad o el cansancio del día a día.


Llevemos al descanso y a nuestros sueños el corazón lleno de preguntas y dejemos al Espíritu Santo hablar y actuar sin olvidar que, por encima de toda cooperación nuestra, está la gracia siempre viva y presente de un Padre Dios que nos ama.


¡Bendecido descanso!

©PiedrasVivas




 
 
 

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